Detección de quistes renales por ultrasonido en 1064 pacientes
Los quistes renales son una entidad muy frecuente en la exploración de ultrasonografía. Son más frecuentes en mujeres mayores de 50 años, muchos de ellos cursan asintomáticos y se dice que de los pacientes mayores de 60 años, aproximadamente un 50% de ellos son portadores de quistes que se descubren de manera incidental.
Al encontrar una masa en riñón, es importante diferenciar si es una masa sólida o quística, y eso es relativamente fácil de diferenciar por medio del ultrasonido que es un método fácil, accesible y barato.
En este estudio se examinaron 1064 pacientes, y de ellos el 2.2% presentaron quistes renales (24 pacientes), de ellos 17 fueron del sexo femenino y 7 del sexo masculino.
Han existido múltiples clasificaciones para los quistes, pero la mayoría de los autores coincide que el más común es el quiste seroso simple, que es adquirido y de etiología desconocida. Pueden ser pequeños o grandes, hasta de 75 ml, y las causas pueden ser diversas, desde origen congénito, inflamatorio, neoplasias benignas o malignas y quistes adquiridos (en pacientes con insuficiencia renal crónica por diálisis peritoneal prolongada).
Desde el punto de vista ecográfico se observan como tumoraciones redondas u ovales, de contornos precisos y regulares, con paredes lisas y delgadas, de contenido anecoico y con reforzamiento posterior. Sin embargo, los quistes pequeños pueden pasar inadvertidos. El diagnóstico diferencial debe hacerse con hidronefrosis, dilatación calicial y divertículos caliciales (quistes pielogénicos).
Un 6% de los quistes se complican, ya sea por infección o por hemorragia, ésta puede ser espontánea y de etiología desconocida y en ambos casos se alteran las características ecográficas, y con ello el patrón inicialmente simple, se hace complejo y puede representar un problema la diferenciación entre lesiones benignas y malignas, por lo que usualmente se tiene que recurrir a la tomografía para realizar el diagnóstico diferencial.
La punción del quiste y la citología del líquido se reservan para los casos problema. Por último, existen lesiones que a pesar de ser quísticas no se puede confiar en que sean benignas; esto ocurre cuando hay grandes lesiones quísticas, de paredes irregulares y con calcificaciones en su interior, hallazgos que exigen la remoción quirúrgica de la lesión.
COMENTARIO:
Este artículo me pareció importante, pues la estadística menciona la frecuencia de esta entidad nosológica la cual se puede presentar como un hallazgo durante una exploración de rutina, por lo que debemos estar familiarizados con la imagen que podemos encontrar, así como el manejo que la mayoría de las veces es expectante, con vigilancia periódica para rastrear la imagen y de acuerdo a la evolución decidir si se realiza un manejo activo, teniendo en cuenta la posibilidad de complicaciones en determinados pacientes.