Hígado graso y esteatohepatitis no alcohólica
El hígado graso no alcohólico es la hepatopatía de mayor prevalencia en los Estados Unidos; incluye dentro de su presentación evolutiva a la esteatosis hepática, esteatohepatitis no alcohólica, cirrosis y hepatocarcinoma. Su frecuencia es del 3 al 36.9%, género masculino, de la cuarta a sexta década, hispanos o con síndrome metabólico. En la ciudad de México la incidencia es del 14%en la población adulta.
Los componentes del síndrome metabólico son factores de riesgo asociados a hígado graso. En cuanto a la fisiopatología actualmente se emplea el modelo de “doble golpe” de Day y James. El primer golpe al hepatocito es loa disregulación del metabolismo de los ácidos grasos y el segundo está dado por alteraciones genéticas o ambientales con la consecuente inflamación, necrosis y activación de la cascada fibrogénica.
Del 48 al 100% de los pacientes con Hígado Graso No Alcohólico, permanecen asintomáticos, pero algunos pueden referir dolor en cuadrante superior derecho, astenia y adinamia. La exploración física va de normal, datos de hepatopatía crónica hasta hipertensión portal dependiendo del estadio. El paciente con Hígado Graso No Alcohólico, generalmente es diagnosticado a partir de un hallazgo incidental de anomalías en estudios de laboratorio.
El ultrasonido tiene una sensibilidad y especificidad para la detección de esteatosis moderada a severa de 89 y 93%. La sensibilidad de este método disminuye conforme el índice de masa corporal aumenta y es óptima cuando el porcentaje de esteatosis es de por lo menos 30%. La esteatosis aparece hiperecoica en relación al riñón derecho a al bazo. El grado de esteatosis se basa en la evaluación de la ecogenicidad: grado 0, ecogenicidad normal; grado 1, aumento ligero y difuso de la ecogenicidad del parénquima hepático, con visualización del diafragma y los bordes de la vasculatura hepática; grado 3 ¿?, aumento marcado de la ecogenicidad con pobre visualización de los bordes de los vasos intrahepaticos. El ultrasonido no es útil para identificar la esteatohepatitis o el grado de fibrosis. Estudios complementarios son la tomografía y la resonancia magnética, esta ultima la mejor para detectar y cuantificar el grado de esteatosis.
Un hemangioma hepático es una malformación congénita, la cual se presenta en su mayoría sin sintomatología y con trombocitopenia en lesiones grandes. Actualmente ha aumentado su detección incidental, sin que por esto se den recomendaciones por parte de los ultrasonografistas para su seguimiento y cuidado.
Su apariencia sonográfica es variable, además de que por el flujo lento de sangre no es detectable al Dopler de color o Duplex. Siendo de gran ayuda el uso de Ecorrealzadores aunque pocos son los sitios que los utilicen o realicen estudios con ellos.
Por su comportamiento no es necesaria su confirmación diagnóstica en todos los pacientes, no así en aquellos con neoplasia conocida, riesgo de carcinoma hepatocelular, pruebas de funcionamiento hepático anormal, sintomatología hepática. De lo anterior se puede usar auxilio de la resonancia magnética, la TAC y gammagrafía con eritrocitos marcados.
Comentario.
Sospechar o saber sobre la existencia de una patología con el auxilio y complementación de estudios de gabinete son el inicio para la aplicación de un mejor tratamiento dependiendo de loa patología en cuestión.
Día con día se obtienen avances en el diagnóstico y tratamiento de las diferentes patologías. Es de suma importancia el actualizarnos sobre lo dicho y hacer uso de los mejores métodos para obtener buenos resultados ante ciertas patologías. En este caso de habla del Hemangioma Hepático que puede ser confundido con probable carcinoma hepático. Sin embargo haciendo uso de la clínica y con el apoyo de la tecnología nos podemos acercar a un diagnostico más confiable para su seguimiento y tratamiento, otra ventaja de una herramienta como el ultrasonido.
Artículo escrito por el Dr.Edgar Leonel Alcántara Eleuterio