El cáncer de mama durante el embarazo
La manera de cómo se asocia el cáncer de mama con el embarazo es sumamente compleja y su prevalencia se ha incrementado en los últimos años. Está definido como el diagnosticado durante el periodo de gestación o en el primer año posterior a la resolución del embarazo. El riesgo de cáncer de mama se incrementa en mujeres que retrasan su primer embarazo, lo cual refleja el pico de mayor incidencia en mujeres mayores de 35 años de edad; en México son dos los grupos etarios más afectados: 24 a 44 años y 60 a 65 años de edad. El retraso actual del primer embarazo pronostica un incremento en este padecimiento.
Diversos factores favorables para el desarrollo del cáncer de mama durante el embarazo podrían hacer a la glándula mamaria más susceptible a carcinógenos y a los efectos inmunosupresores. Los cambios fisiológicos de la mama en el embarazo dificultan la exploración y la detección oportunas, las mujeres con CMAE son diagnosticadas en etapa más tardía, con rango de retraso entre cinco y siete meses. Las causas suelen ser diversas tales como la falta de exploración; confusión de un nódulo mamario con mastitis, sobre todo en el periodo de lactancia; resistencia del médico y la paciente a efectuar una biopsia ante la sospecha clínica, por el riesgo que el embarazo representa.
Gran parte de CMAE se presenta con un tumor indoloro en la mama, detectado en 90% por la paciente. En diversas situaciones, el bebé rechaza el seno al que posteriormente se le diagnostica cáncer. Es un evento común al final del embarazo y requiere un diagnóstico diferencial adecuado. La mastografía ayuda a confirmar una anormalidad clínica. El ultrasonido predomina como el primer estudio en estas pacientes y permite distinguir entre un complejo quístico y una masa sólida, y entre lesiones benignas y malignas, con sensibilidad de 93 a 98%. Permite, además, realizar biopsia guiada, aproximación diagnóstica inicial excelente. El objetivo durante el diagnóstico de la Biopsia de un nódulo mamario durante el embarazo y lactancia es establecer la histología de la lesión con el método menos invasivo.
Se exhorta suspender momentáneamente la lactancia, lo cual además de disminuir el riesgo de fístula láctea, de igual forma disminuye la vascularidad del seno y facilita el procedimiento. Si en dado caso la paciente desea seguir amamantando se le debe indicar sobre el riesgo de fístula láctea, la cual es más frecuente cuando la biopsia es de la región central de la mama. El seno que será sometido a biopsia debe ser exprimido en la mañana de la cirugía con el objeto de vaciarlo y disminuir complicaciones. El ultrasonido es primordial en el diagnóstico diferencial de estas lesiones.
La táctica terapéutica es semejante en la mujer embarazada y en la que no está embarazada; por lo que es trascendental considerar algunos aspectos que pueden ayudar a decidir el más adecuado tratamiento y qué es lo que se debe tomar en cuenta para la protección del producto. Se considera que los tumores más grandes y el mayor número de ganglios metastásicas son más frecuentes en las mujeres embarazadas en comparación con las no embarazadas. El diagnóstico, suele ser en etapas tempranas y el tratamiento debe estar enfocado a obtener el control oncológico sin causar daño al producto. (Gallegos-Hernández, 2010).
Al evaluar los factores de riesgo de la patología se observan los cambios mamarios que pueden ser evidentes o poco evidentes. Esta evaluación debe realizarse periódicamente. La mastitis y tumor mamario son los motivos que predominan en la consulta de los Servicios de Mastología en mujeres embarazadas y en periodo de lactancia. La Fibroadenoma es un tumor fibroepitelial benigno, que se caracteriza por su crecimiento lento; se presenta en mujeres jóvenes y generalmente es asintomático. El embarazo puede causar proliferación de lesiones preexistentes, ocasionalmente dolor regional.
Ultrasonográficamente aparecen como una imagen redonda u oval, con ecos internos débiles, distribución uniforme y atenuación intermedia. El galactocele es una lesión mamaria poco frecuente en la cual un quiste mamario es ocupado y rellenado por leche durante la etapa de la lactancia. Presentando una incidencia poco frecuente, realmente no se sabe su incidencia real. Por ultrasonido son de pared delgada y ecogénica, los ecos internos son variables.
La Gigantomastia es la conocida hipertrofia masiva de la glándula mamaria que se da durante el embarazo, provocando una situación rara y de etiología no conocida. El diagnóstico clínico: Mujer sana embarazada, con desarrollo y crecimiento paulatino masivo desde el primer trimestre del embarazo, asociado a dolor, firmeza del parénquima con piel brillante y tensa, pudiendo ulcerarse y necrozarse. El tratamiento está enfocado a medidas higiénicas, analgesia, y con un sostén adecuado. La mastitis puerperal es el proceso inflamatorio infeccioso de la glándula mamaria durante la etapa puerperal; pueden dividirse en dos variantes que son la de tipo epidémica y la no epidémica y el tratamiento calor local con compresas húmedocalientes, limpieza de piel y drenaje de abscesos.
La mastitis puerperal no epidémica es frecuentemente precedida de pezones agrietados y ectasia láctea. La piel que cubre la zona afectada muestra hiperemia, hipertermia y se encuentra tensa. Puede existir, asociado, cuadro febril, ataque al estado general y leucocitosis. El diagnóstico se hace clínicamente, pues la suspensión de la lactancia puede no ser necesaria en todos los casos y el Tratamiento la mastectomía radical modificada es el manejo quirúrgico generalmente aceptado en pacientes con cáncer de mama en etapa operable. La radioterapia debe ser evitada durante el embarazo, en cualquier trimestre; posterior al embarazo es factible.
La quimioterapia que parte durante el embarazo debe individualizarse y evitarse en el primer trimestre. El pronóstico va depender del estadio clínico, elementos pronósticos y de la calidad del tratamiento.
Artículo escrito por el Dr Fabian Serrano Buendía