Estudio ultrasonográfico de las masas renales de pequeño tamaño.
El objetivo de este estudio es efectuar una puesta al día de la utilidad de la ecografía en el estudio de los tumores renales de pequeño tamaño y de las posibilidades de la técnica que se ofrece actualmente. La incidencia del carcinoma de células renales se ha incrementado, debido a la extensión del uso de técnicas de exploración abdominal no invasivas como la ecografía, TAC y RMN. El desarrollo de nuevas técnicas ha permitido definir una nueva entidad clínica que es el tumor incidental o accidental descubierto en el curso de una exploración de rutina con otra finalidad.
Se define como masas renales de pequeño tamaño las menores de 3cm de diámetro mayor. Gran porcentaje de dichas lesiones corresponden a quistes, que requieren una evaluación muy cuidadosa ya que son difíciles de diferenciar de los carcinomas de células renales. El estándar de oro para el estudio de los CCR es la TAC, pero la ecografía ejerce un papel importante en la detección precoz. El 83% de los tumores renales asintomáticos son descubiertos incidentalmente por la ecografía. Las limitaciones de esta van ligadas por un lado al tamaño, localización y ecogenicidad de las lesiones y por otro lado a las características físicas del paciente como la obesidad y la presencia de gas intestinal.
Diagnóstico diferencial: Masas quísticas.
El contenido habitualmente uniforme líquido de las diferentes variedades de quistes renales permite obtener imágenes patognomónicas fácilmente reconocibles. Los corticales aislados o múltiples tienen unas paredes perfectamente dibujadas con refuerzo de las estructuras posteriores y un contenido anecoico con ocasionales tabiques aislados. Los intrasinusales alcanzan menor volumen y son múltiples y con frecuencia bilaterales en las hiliosinuquistosis. Las poliquistosis producen patrones característicos con riñones aumentados de tamaño, destrucción global de los parénquimas y senos en los casos morfológicamente avanzados y efecto de “panal de abejas”. Todo esto puede ser detectado en condiciones anatómicas favorables a partir de un diámetro superior a 0,5-1cm.
Diagnóstico diferencial: Masas sólidas y mixtas.
En la experiencia de los investigadores la mayor porción de masas solidas descubiertas incidentalmente con ecografía corresponden a angiomiolipomas, generalmente pequeños, asilados y en mujeres. El resto han presentado una distribución histológica similar a las sintomáticas correspondiendo del 90 al 95% a CCR con un mínimo porcentaje de oncocitomas, leiomioas, linfomas u otros tumores mesenquimales benignos o malignos. El adenocarcinoma renal no tiene desde el punto de vista ecográfico unas características homogéneas. Generalmente da lugar a ecos de diferentes intensidades con una distribución heterogénea e irregular con amputación del parénquima y ecos sinusales a nivel de la zona de desarrollo. En sus formas más atípicas su ecogenicidad es ligeramente mayor que la del parénquima renal y en su interior pueden existir pequeñas aéreas transónicas producidas por focos necróticos o hemorrágicos. Aunque podría esperarse que los muy vascularizados fueran hiperecoicos y los avasculares más anecoicos no se encontró clara relación entre la respuesta acústica y la vascularización. El diagnóstico diferencial entre CCR y el resto de las masas sólidas renales de contenido no graso es imposible.
Aproximadamente el 85% de los angiomiolipomas aparecen como masas redondeadas, intensamente ecogénicas, de aspecto algodonoso, fácilmente diferenciables del parénquima normal.
Mayores dificultades interpretativas presentan las llamadas masas mixtas al no cumplir estrictamente los criterios de las quísticas ni de las sólidas. Lo cual representa un desafío diagnostico.
En conclusión: globalmente la ecografía presenta una sensibilidad aproximada del 70% en la detección de tumores renales de pequeño tamaño con un límite de resolución de 1,5cm. El Doppler energía, puede ser de ayuda para la detección de estas pequeñas masas renales ya que permite una mejor representación de la señal.