Hiperplasia prostática benigna
La hiperplasia prostática benigna o adenoma de próstata es una de las enfermedades benignas más comunes en el hombre y puede derivar en una hipertrofia benigna de la próstata, en una obstrucción benigna de la próstata y/o en síntomas del tracto urinario inferior (STUI). Es una enfermedad multifactorial y los factores reales asociados a su desarrollo son la edad, el antígeno específico prostático (PSA) y el volumen de la próstata. Estos factores específicos de riesgo pueden identificar al grupo de pacientes con un riesgo aumentado de progresión y en los conviene iniciar un tratamiento precoz. A medida que aumentan la edad y la intensidad de los síntomas clínicos iniciales, aumenta la necesidad de recurrir a la cirugía. Los síntomas de mayor valor predictivo parecen ser la nicturia y los cambios en el chorro de orina.
evaluación de los varones con hiperplasia prostática benigna
Estas recomendaciones se aplican sólo a varones mayores de 50 años sin riesgo significativo de presentar síntomas en el tracto urinario inferior de origen distinto al asociado al adenoma de próstata. Generalmente, los varones con enfermedades neurológicas concomitantes, más jóvenes, con patología previa en el tracto urinario inferior o que han sido operados suelen requerir un examen más exhaustivo. Cuanto más precoz y más exacto el diagnóstico del adenoma de próstata, mejores serán los resultados del tratamiento y la elección del mismo. Las pruebas diagnósticas se dividen en tres categorías: Recomendado, Optativo y Desaconsejado .
1. Recomendadas: su utilización está avalada por la evidencia, por lo que estas pruebas deberían efectuarse a todos los pacientes con adenoma de próstata: anamnesis, puntuación de síntomas, exploración física, antígeno específico prostático, niveles de creatinina, análisis de orina, flujometría urinaria.
2. Optativas: son pruebas que no son esenciales para realizar el diagnóstico o la evaluación inicial, pero que pueden ayudar en el proceso de toma de decisiones: estudio de presión-flujo, endoscopia, técnicas de imagen del tracto urinario, registro miccional,
3. Desaconsejadas: no hay evidencia que respalde la utilización de estas pruebas en la elaboración del diagnóstico: para el paciente medio. Se trata de la urografía excretora, la cistometría de llenado, la uretrografía retrógrada, la TC y la resonancia magnética.
El tratamiento de la hiperplasia prostática benigna su objetivo es mejorar los STUI y la calidad de vida del paciente, así como prevenir complicaciones asociadas a la hiperplasia prostática benigna.