Las mamas: Trastornos durante el embarazo y después.
La mujer en relación a la salud es sin duda la menos beneficiada con respecto al hombre.
El embarazo cambia en ella todo su mundo. Desde su cuerpo, su imagen, hasta sus prioridades. Y cuando ese bebé nace acapara aún más sus cuidados y atención.
Sin embargo, durante el embarazo y el período posterior al parto denominado puerperio, las mamás deben prestar atención especial a sus senos, ya que es el órgano fundamental en la relación con su pequeño hijo.
Son varios los problemas y las enfermedades mamarias que pueden presentarse durante el embarazo y el puerperio, algunas de ellas son más frecuentemente que fuera de este período.
EL EXAMEN MAMARIO
El examen de la mama debe ser realizado de rutina, hacerse periódicamente y consiste en el autoexamen que se hace la mujer en búsqueda de alteraciones en la normal anatomía de las mismas.
La consulta al especialista (ginecólogo o patólogo mamario) debe realizarse una vez al año no solo para el control de papanicolaou y colposcopia sino también para que se examinen por palpación ambas mamas y axilas en busca de nódulos y ganglios.
El examen se completa con el pedido de estudios como la mamografía o ecografía mamaria.
Es por esto que a las mujeres que llegan al control en consultorio se les pregunta, entre otras cosas, cuándo fue el último chequeo mamario, y si el tiempo que ha pasado es importante, se les pide que realicen nuevos estudios como parte de los análisis de rutina necesarios antes de comenzar con la búsqueda del embarazo.
EL EMBARAZO
Es el proceso en el que crece y se desarrolla el feto en el interior del útero. El embarazo se inicia en el momento de la anidación y termina con el parto.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) el embarazo inicia cuando termina la implantación. La implantación es el proceso que comienza cuando se adhiere el blastocito a la pared del útero. Esto ocurre 5 o 6 días después de la fertilización.
En 1998 el Comité de Aspectos Éticos de la Reproducción Humana y la Salud de las Mujeres de la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) definió al embarazo como la parte del proceso de la reproducción humana que comienza con la implantación del “conceptus” en la mujer.
Una vez iniciado el embarazo, las mujeres atraviesan un proceso que dura 40 semanas a partir del primer día de la última menstruación o 38 semanas a partir del día de la fecundación. Popularmente se habla de 9 meses pero en realidad la duración de la gestación es de 10 meses lunares de 28 días.
MODIFICACIONES MAMARIAS
Durante el embarazo la glándula mamaria se prepara para cumplir, después del parto, con su función primordial, la secreción de leche.
Las modificaciones en la glándula se producen por la interacción de varias hormonas presentes durante este período. Se caracteriza por:
– El aumento del tamaño y turgencia de las mamas.
– La areola del pezón más pigmentada y convexa.
– Aumento de los tubérculos de Montgomery (puntos alrededor del pezón).
– Red venosa subdérmica marcada (red de Haller).
– Posible salida de calostro por el pezón a la compresión.
El crecimiento de la mama continúa durante toda la gestación.
El continuo crecimiento del tamaño mamario durante la segunda mitad del embarazo se debe a la progresiva dilatación alveolar producida por el calostro y la vascularización.
PUERPERIO
Las primeras 6 semanas después del parto se denomina período puerperal o puerperio.
Es una etapa de cambios en el cuerpo de la mujer ya que comienza un proceso por el cual, los órganos que han intervenido en el embarazo y parto, vuelven a su estado anterior. Además, en este período se comienzan a establecer relaciones interpersonales en la nueva familia. Este tiempo de recuperación, también llamado familiarmente cuarentena, requiere de algunos cuidados y vigilancia.
Por otro lado existen circunstancias, que son normales y la mujer debe conocer.
ALTERACIONES MÁS FRECUENTES
El dolor es el más frecuente por las modificaciones que sufren las mamas durante este período por la influencia hormonal. Las secreciones o derrames son consideradas un síntoma y no un problema en sí. Las grietas del pezón que generalmente aparecen al comienzo del período de lactancia. También pueden ocurrir infecciones, especialmente durante el primer trimestre del posparto. Los tumores, ya sean benignos o malignos, tienen la misma incidencia y básicamente igual tratamiento que si se presentan fuera del período de embarazo o puerperio.
- Dolor.
Puede que sea propio de la mama o de causa muscular y/o articular. Las contracturas musculares o traumatismos pueden ser generadores de dolor en la zona mamaria. En la embarazada puede ser causado por el edema de la mama, es decir, por la hinchazón normal de la mama al modificarse para producir leche. Durante el puerperio, puede tratarse de retención de leche que es acompañada de sensación de mama llena, generando tensión, e incluso presentarse con bultos -quistes de leche- y, en ese caso, debe vaciarse la mama correctamente.
- Derrame por el pezón.
Se trata de la salida de algún tipo de secreción por la mama. Es un síntoma más que una dolencia en sí, pero no por eso menos importante, y no es privativo del embarazo o puerperio, ya que puede aparecer en otras etapas de la vida de la mujer.
A veces se trata de derrame de leche durante el embarazo, o aumento anormal de la hormona prolactina si ocurre fuera del embarazo. Otras veces, puede ser un derrame seroso por afecciones de los conductos.
Puede existir también un derrame sanguinolento que requiere su especial atención, ya que puede ocurrir en el embarazo sin ningún significado serio, pero cabe la posibilidad de que estemos en presencia de otras dolencias importantes, por lo que el diagnóstico precoz y diferencial correcto será fundamental para elegir la conducta terapéutica correspondiente. Como otra posibilidad, el derrame puede ser de tipo purulento, donde, sin duda, estamos frente a una infección.
- Grietas del pezón.
Durante las primeras semanas de amamantamiento pueden aparecer grietas en el pezón y este tipo de lesiones pueden, incluso, sangrar. Además, generalmente, tanto por el dolor como por el sangrado, pueden -en algunos casos no muy frecuentes- ser un impedimento para amamantar y predisponer, entonces, a la retención de leche.
En estos casos se indican cremas regenerativas de la piel, incluso con antibiótico, a fin de cicatrizar las lesiones y evitar una infección de la mama, llamada mastitis. También son útiles los llamados casquillos o pezoneras, que colocados sobre el pezón permiten airearlo evitando que la humedad empeore o favorezca el agrietamiento. Impide además el contacto directo con la boca del bebé, protegiendo al pezón durante la lactancia y ayudando a la cura de estas heridas sin interferir con el amamantamiento.
Lo mejor es tomar una conducta preventiva:
Durante el embarazo, luego del baño es aconsejable utilizar cremas nutritivas con vitamina A; y durante la lactancia, se recomienda usar crema de caléndula en el pezón y la areola, también casquillos y realizar un buen secado de los pezones luego de bañarse.
- Infección.
La aparición de este problema, en general, es secundaria a las grietas del pezón y al vaciado incompleto de la mama. El pezón umbilicado también lo predispone, y aunque puede ser de ayuda estimular la salida del pezón durante el embarazo no siempre se logra el resultado deseado.
La infección se presenta con fiebre y decaimiento; la mama está roja, hinchada y muy dolorida. En caso de estar relacionada a las grietas en el pezón, deben tratarse ambos problemas y vaciar adecuadamente las mamas manual o mecánicamente.
La mastitis o infección de la mama en sí se trata con analgésicos, antibióticos y compresas frías, pero si hay un absceso, es decir, una acumulación de pus, el especialista realizará el drenaje del mismo. Aunque no es lo más frecuente, algunas veces puede ser necesario suprimir la lactancia por lo complejo de la infección. Evitando las grietas y con un vaciado correcto de la mama se puede minimizar la posibilidad de desarrollar una infección.
RECUERDE
El debido cuidado de su salud brinda tranquilidad y bienestar a usted y a su familia.
Ante cualquier duda, la mujer debe acercarse y consultar con un especialista para tratar lo detectado lo más precozmente posible.
La consulta temprana posibilita un tratamiento adecuado y una curación completa de su trastorno. No pierda tiempo.
Artículo escrito por el Dr. Christian Patatuchi