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Miomas y función sexual

El mioma es un tumor benigno monoclonal de la célula muscular lisa del miometrio. Aunque su causa es desconocida, se han identificado diversos factores que pueden contribuir a su desarrollo, como anomalías intrínsecas del miometrio, aumento de receptores de estrógeno congénitos, cambios hormonales y respuesta a la isquemia durante la menstruación. En aproximadamente el 40% de los casos, se observan anomalías cromosómicas, mientras que en el 60% restante predominan mutaciones genéticas aún no identificadas. Se estima que más de 100 genes participan en la regulación de los miomas.

La incidencia de miomas aumenta con la edad, alcanzando alrededor del 60% en mujeres afroamericanas a los 35 años y cerca del 40% en mujeres blancas del mismo grupo etario. A los 50 años, estas cifras ascienden a un 80% y 70%, respectivamente. Los miomas son entidades patológicas genéticamente distintas y su presencia es relativamente común en las mujeres en edad reproductiva.

Los miomas son raros antes de la pubertad y tienden a manifestarse con mayor frecuencia durante los años reproductivos, disminuyendo su tamaño con la llegada de la menopausia. Factores genéticos, predisposición familiar, influencia hormonal y factores de crecimiento juegan un papel importante en su desarrollo.

Existen varios tipos de miomas, como los intramurales, submucosos y subserosos. Aproximadamente el 40-50% de los miomas son asintomáticos, pero pueden producir síntomas como sangrado menstrual abundante, dolor pélvico crónico, molestias durante las relaciones sexuales, presión en la pelvis, dolor agudo por torsión o degeneración del mioma, complicaciones urinarias e incluso retención urinaria si comprimen las estructuras adyacentes.

El tratamiento de los miomas varía dependiendo de su tamaño y sintomatología. Mientras que los miomas pequeños pueden ser monitoreados con ecografías periódicas, los casos más grandes y sintomáticos pueden requerir intervención quirúrgica, como histerectomía o miomectomía. Los síntomas que pueden indicar la necesidad de tratamiento incluyen sangrado menstrual abundante, dolor pélvico, crecimiento posterior a la menopausia, dolor que afecta la calidad de vida, abortos recurrentes, infertilidad, entre otros factores.

Es fundamental considerar diversos aspectos al decidir el tratamiento más adecuado para cada paciente, como la edad, deseo de fertilidad, sintomatología, tamaño, número y ubicación de los miomas, condiciones médicas generales, cercanía a la menopausia, preferencia por conservar el útero y posibilidad de malignidad.

Los miomas pueden causar preocupación en las mujeres debido a su posible malignidad, impacto en la fertilidad, desarrollo durante el embarazo, necesidad de intervención quirúrgica y molestias asociadas. Los síntomas como sangrados menstruales abundantes pueden estar presentes en un tercio de los casos, especialmente en miomas intramurales y submucosos, afectando la calidad de vida de las pacientes.

En términos de función sexual, los miomas pueden provocar dispareunia y dolor pélvico, lo que repercute en la actividad sexual y la calidad de vida. Sin embargo, no parece haber diferencias significativas en la prevalencia ni en la intensidad del dolor entre mujeres con y sin miomas.

Estudios han demostrado que la presencia de miomas no necesariamente afecta la función sexual de las mujeres. La miomectomía, en cambio, se ha asociado con mejoras en el dolor y la función sexual, especialmente en casos donde los miomas se localizan en áreas específicas que pueden causar molestias. A pesar de los síntomas físicos, la función sexual en general no se ve comprometida por la presencia de miomas.

Artículo escrito por el Dr. Ulises Francisco Luria

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