Infarto renal segmentario: una entidad infravalorada
El infarto renal es una patología infrecuente secundaria a una obstrucción aguda de la arteria renal, provocando isquemia aguda, necrosis y pérdida de la función renal de forma rápida e irreversible (transcurridos máximo 90 minutos), todo esto debido a que la arteria renal es terminal y sus colaterales no presentan relevancia. La principal causa es la embolia secundaria a enfermedades cardiovasculares (valvulopatías, arritmias, fibrilación auricular, infartos, miocardiopatía dilatada, aneurismas de la aorta o de la arteria renal, arterioesclerosis, embolia paradójica, embolia tumoral y embolia séptica) seguida por la trombosis. Se puede clasificar según el nivel de obstrucción en total (dolor intenso en flanco y abdomen, nauseas, vómitos, diaforesis y febrícula) o segmentario (en una de las ramas de la arteria renal), siendo esta última la de más difícil diagnóstico debido a su variabilidad clínica y ausencia de signos o síntomas patognomónicos. El abordaje diagnóstico es clínico y basado en los antecedentes y comorbilidades potencialmente embolígenas; puede haber leucositosis, microhematuria, proteinuria, elevación de LDH. Los metodos de imagen son poco sensibles y específicos, siendo el gold estandar actual la TC helicoidal contrastada. El tratamiento es individualizado valorando las comorbilidades del paciente, medicamentos concominantes (anti coagulantes), quirurgicamente la embolectomía es reservada en casos de bilateralidad o en monorrenos. Por norma general la línea a seguir es: fibrinolíticos, anti coagulantes y cirugía percutanea.
CASO CLÍNICO: se trata de paciente del sexo femenino de 90 años de edad, con los siguientes antecedentes de relevancia: HAS, DM insulinodependiente, insuficiencia cardíaca congestiva, fibrilación auricular crónica, insuficiencia respiratoria, dislipidemia y osteoporosis; todo lo anterior en tratamiento médico. Acude a urgencias por presentar dolor intenso en fosa renal derecha y flanco, a los 2 horas de evolución se presentan nauseas y vómitos, sin datos clínicos de alteración renal o miccional, afebril. Sus laboratorios clínicos reportan: urea 203, Cr 2.22, resto dentro de los parámetros normales para la paciente, se solicitó radiología de tórax observándose cardiomegalia, ateromatosis calcificada y campos pulmonares sin alteraciones, osteopenia difusa y calcificaciones vasculares en la radiología de abdomen. Se le solicita ecografía abdominal reportando colelitiasis sin signos de colesistitis. Se maneja con analgésico y solicita TC contrastada conformándose diagnóstico de isquemia segmentaria renal. Debido a la comorbilidad de la paciente se da manejo conservador, tratamiento sintomático y anticoagulación con heparina de bajo peso molecular. Mejorando al poco tiempo el dolor y la función renal (urea 149 y Cr1.58). Actualmente la paciente se presenta en seguimiento en la consulta externa, estando asintomática y función renal en mejoría.
Artículo escrito por el Dr Rodolfo Morales Martínez