El cáncer de la tiroides
Es la neoplasia endocrina más común y suele tener un comportamiento benévolo, pero también puede manifestarse como una neoplasia consistentemente letal. El tratamiento es la cirugía, esto es especialmente cierto en el caso del cáncer diferenciado y el cáncer medular.
La glándula tiroides es asiento de enfermedades de distinta naturaleza, se distinguen aquellas que alteran su forma o su nivel de función, y las neoplásicas, entre las a que destacan por su frecuencia el denominado cáncer diferenciado y con menor frecuencia, los carcinomas poco diferenciados, estos últimos incluyen al cáncer medular y el cáncer anaplásico.
El cáncer diferenciado es la forma más común del cáncer tiroideo e incluye al carcinoma papilar y al carcinoma folicular.
El proceso de carcinogénesis está compuesto de múltiples pasos, donde se alteran las funciones normales delos oncogenes y genes supresores, resultando en una producción incrementada de factores de crecimiento, receptores de superficie celular, incremento en la señalización intracelular o en la producción de factores de transcripción. Estas alteraciones llevan a una proliferación desordenada, destrucción de los tejidos adyacentes y capacidad de diseminarse a distancia.
El cáncer diferenciado suele permanecer confinado a la glándula por largo tiempo, pero a medida que avanza la edad en la que se hace evidente la enfermedad clínica, se relaciona con mayor agresividad local y mayor capacidad metastásica.
La agresividad local se manifiesta por extensión extratiroidea e infiltración de los tejidos adyacentes, entre los que se incluyen, los músculos pre-tiroideos, el nervio laríngeo recurrente, la tráquea, laringe, esófago e incluso la piel.
Las metástasis ganglionares son especialmente comunes en el cáncer papilar y particularmente entre los jóvenes.
El carcinoma folicular rara vez se asocia a metástasis ganglionares, pero son frecuentes las metástasis a distancia.
Las Manifestaciones Clínicas:
El cáncer diferenciado suele presentarse como un nódulo tiroideo discreto por demás.
En el caso del crecimiento tiroideo (bocio), no es rara la presencia de múltiples nódulos, pero un nódulo dominante, por su tamaño o consistencia (duro), sugiere malignidad asociada y debe ser sometido a estudio cuidadoso asintomático. Menos frecuente es la presencia de un carcinoma asociado a un bocio.
La forma más común de presentación es mediante un nódulo tiroideo en un paciente por demás asintomático.
El paciente con un nódulo es sometido a una cuidadosa historia clínica enfocada a factores de riesgo, como antecedentes de radiación o historia familiar tiroideos. La exploración física se enfoca en la evaluación de la tiroides y la búsqueda de ganglios regionales crecidos. La biopsia por aspiración con aguja fina (BAAF) es el mejor medio para la evaluación inicial del nódulo.
La sensibilidad, especificidad y seguridad diagnóstica de la BAAF rebasan el 90%.La BAAF permite clasificar al nódulo como benigno, indeterminado o como francamente maligno.
Además, distingue a los tumores quísticos, que suelen ser benignos, pero se debe considerar que en las lesiones asociadas a bocio.
Un diagnóstico citológico definido y benigno, como bocio coloide o tiroiditis, permite observar al paciente o tratarlo médicamente, mientras que el reporte de malignidad indica la necesidad de intervención quirúrgica.
El ultrasonido en forma aislada es poco útil para establecer el diagnóstico de malignidad, pero es muy útil en la evaluación de una glándula que es difícil de palpar debido a un cuello corto y grueso, también es muy útil en la evaluación del cuello documentando adenopatías sospechosas y guiando biopsias de lesiones primarias o ganglionares, pero también es útil para medir lesiones que se someterán a observación o supresión hormonal. También resulta valiosa en la evaluación de lóbulos remanentes después de cirugía tiroidea y en el estudio de glándulas crecidas con múltiples nódulos, ayudando a definir el o los nódulos sospechosos para someter a BAAF.
Los datos ultrasonográficos que sugieren malignidad son la presencia de una lesión sólida hipoecogénica con vasos intralesionales o microcalcificaciones, pero aún con estas características el valor predictivo es bajo.
Los ganglios sospechosos son mayores de 10a 15 mm de diámetro, tienden a ser esféricos, son hipoecoicos y carecen de hilio ecogénico. Las áreas quísticas o con micro-calcificaciones son altamente sugestivas de malignidad.
La tomografía por computadora o la imagen de resonancia magnética nuclear del cuello y el mediastino superior se indican cuando existen lesiones primarias grandes, cuando la lesión se introduce al estrecho superior del tórax, cuando existen adenopatías palpables voluminosas o se sospecha de invasión local. También se indica para evaluar la resecabilidad de recaídas locales o regionales.
Después de 40 a 45 años se incrementa significativamente y paulatinamente la agresividad local y la capacidad metastásica a distancia, con la consecuente mayor mortalidad.
COMENTARIO
El cáncer de tiroides es una enfermedad relacionada con factores de riesgo como son la edad del paciente, siendo más frecuente en varones, y con antecedentes de exposición a radiación.
El paciente que presenta un aumento de volumen en el cuello a nivel tiroideo se le debe hacer un examen clínico minucioso con una historia clínica completa, el apoyo de los métodos diagnosticos como el ultrasonido pueden descartan la presencia de un nódulo y sus características, que demuestren malignidad, también en la exploración se debe buscar la presencia de ganglios linfáticos. El siguiente paso en apoyo diagnóstico es la tomografía, y el estudio confirmatorio es la biopsia., para iniciar un tratamiento a tiempo.
Como podemos ver en este articulo la importancia de la exploración tiroidea con método ultrasonido, nos brinda ventajas para apoyar un diagnóstico y tomar decisiones terapéuticas con un paciente.
Artículo escrito por la Dra. Xochitl E. Tlaxcala Navarro