Cáncer de hígado
El hígado se localiza en la parte superior derecha del abdomen. Su peso es de aproximadamente 1.3 kg. Consta de dos lóbulos principales: izquierdo y derecho, éste último de mayor tamaño, y uno de menor tamaño denominado caudado. Entre las principales funciones del hígado podemos destacar:
– Producción de bilis, que ayuda a eliminar los desechos durante la digestión. – Producción de determinadas proteínas del plasma sanguíneo. – Regulación de la coagulación sanguínea. – Producción de colesterol y proteínas específicas para el transporte de grasas. – Depuración de la sangre de drogas y otras sustancias tóxicas. – Conversión de sustancias tóxicas en urea, para su eliminación por la orina. – Producción de glucógeno (almacenamiento de energía). – Regulación de los niveles sanguíneos de aminoácidos. – Almacenamiento de hierro (obtenido de la hemoglobina). – Protección frente a infecciones.
El hígado, junto al pulmón, son los órganos más frecuentemente afectados por metástasis, provenientes de tumores originados en otras localizaciones.
En lo que a tumores primarios de hígado se refiere, los originados en este mismo órgano, el hepatocarcinoma es el más frecuente (80-90% de los casos), seguido a gran distancia por el colangiocarcinoma, el angiosarcoma y el hepatoblastoma (raramente ocurre en la edad adulta). Considerado por muchos investigadores como uno de los tumores malignos más frecuentes, el hepatocarcinoma tiene una frecuencia de aparición muy variable dependiendo del género, grupo étnico y región geográfica. Estos factores se consideran determinantes por condicionar una diferente exposición a los denominados factores de riesgo mayores para esta enfermedad. De este modo, según la frecuencia de aparición (incidencia) del hepatocarcinoma hablamos de tres categorías que agrupan las diferentes áreas geográficas mundiales: – Áreas de alta incidencia: Sudeste asiático y África subsahariana. – Áreas de mediana incidencia: Países mediterráneos y norte de Brasil. – Áreas de baja incidencia: América, Australia y norte de Europa. La edad de aparición habitual en las zonas de baja incidencia es en la edad madura (60 años), y en el adulto joven en las áreas de alto riesgo. La incidencia es más alta en los varones; 3 varones por cada mujer en áreas de bajo riesgo, y 7 varones por cada mujer en zonas de alto riesgo. En el contexto de la Unión Europea, España presenta una incidencia de cáncer de hígado de aproximadamente 12 de cada 100.000 hombres y 3.5 de cada 100.000 mujeres, similar a la de Francia, y sólo superados por Italia y Grecia. La incidencia anual del cáncer de hígado en España es de aproximadamente 3.000 hombres y 1.300 mujeres. Recientemente se ha observado un incremento en la frecuencia de aparición del hepatocarcinoma en España, fundamentalmente relacionada con la infección por el virus de la hepatitis C.
La causa de origen no vírico más importante capaz de provocar cirrosis, y por tanto de desencadenar cáncer de hígado, es el consumo de alcohol. Otras menos frecuentes son: el acúmulo en exceso de hierro en el hígado (hemocromatosis), las aflatoxinas derivadas de un hongo capaz de contaminar ciertos alimentos, la desnutrición, y el polvo de cloruro de vinilo (asociado más frecuentemente con el angiosarcoma). Las infecciones crónicas por el virus de la hepatitis B y de la hepatitis C, ambas causantes de cirrosis son dos factores frecuentemente asociados al desarrollo del cáncer de hígado. De hecho, las personas portadoras del virus de la hepatitis B presentan un riesgo aproximadamente 100 veces superior al de la población general de desarrollar cáncer primario del hígado. La mayoría de los casos de hepaticarcinoma son diagnosticados en Asia y el África subsahariana, donde el factor de riesgo predominante es la infección por el virus de la hepatitis B, junto con la exposición a la aflatoxina. Por contra, en Europa y América la cirrosis alcohólica es la causa más frecuente de hepatocarcinoma, pudiendo malignizarse hasta en un 15% de los casos. La diabetes también es un factor de riesgo asociado al desarrollo de hepaticarcinoma. El tabaco también incrementa el riesgo, mientras que el consumo de café lo reduce.
Artículo escrito por la Dra. Arminda Victoria Quiroz