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Estudio imagenológico de poliquistosis renal autosómica dominante

Estudio imagenológico de poliquistosis renal autosómica dominante

La enfermedad poliquística renal es una afección hereditaria que se caracteriza por la formación de quistes renales que dañan el tejido renal.

Existen dos tipos: la Poliquistosis Renal Autosómica Dominante (PRAD), conocida como «Tipo adulto», y la Poliquistosis Renal Autosómica Recesiva (PRAR), llamada «infantil».

Esta enfermedad puede manifestarse con quistes en diversos órganos, como hígado, páncreas, bazo, tiroides, ovarios, endometrio, vesículas seminales, pulmón, cerebro, hipófisis, mama y epidídimo, así como aneurismas cerebrales, abdominales y complicaciones cardíacas. Sin embargo, la principal causa de morbimortalidad es la progresión de la enfermedad renal debido al aumento de los quistes. Los síntomas comunes incluyen dolor crónico en la región renal, hemorragia súbita en los quistes, rotura de los mismos, hipertensión y frecuentes infecciones urinarias.

La ecografía abdominal es la técnica de imagen más adecuada para diagnosticar la poliquistosis renal y evaluar a familias con antecedentes de la enfermedad. En las imágenes se pueden observar riñones agrandados con múltiples quistes bilaterales, asimétricos. Los quistes complicados por hemorragia o infección muestran paredes gruesas, contenido interno ecogénico y a veces niveles líquidos.

Los objetivos del tratamiento son retrasar la progresión de la enfermedad renal y aliviar los síntomas en la medida de lo posible.

Se presenta el caso de una paciente femenina de 56 años con diagnóstico de PRAD, cuyo cuadro clínico incluye dolor abdominal en epigastrio e hipocondrio derecho, masa palpable en flanco derecho, infecciones urinarias recurrentes, microhematuria y antecedentes familiares de la enfermedad.

En su primera ecografía, se observaron múltiples quistes renales con características típicas de la enfermedad. A lo largo de los años, se ha evidenciado un crecimiento progresivo de los quistes renales y hepáticos, con deterioro de la función renal.

En el contexto de trasplante renal, la ecografía con Doppler es fundamental para monitorear complicaciones, ya que es una técnica sensible, segura, accesible y económica. Permite evaluar el tamaño, posición, ecogenicidad del parénquima renal, presencia de masas tumorales, obstrucciones y el flujo sanguíneo en arterias y venas renales, siendo crucial en el diagnóstico de complicaciones vasculares.

El trasplante renal se considera la mejor opción para pacientes con insuficiencia renal crónica terminal, mejorando tanto la función renal como la calidad de vida del paciente.

Las complicaciones post-trasplante pueden ser clínicas o quirúrgicas, agudas o crónicas. Implementar estudios como la ecografía Doppler es esencial para confirmar la viabilidad del injerto renal y descartar complicaciones como la trombosis arterial o la obstrucción ureteral.

En caso de persistir la oliguria después del trasplante, se debe considerar una biopsia renal para descartar rechazo agudo, necrosis tubular aguda o nefrotoxicidad por fármacos inmunosupresores.

En resumen, la ecografía es una herramienta diagnóstica clave en el manejo de la poliquistosis renal y en el seguimiento de los pacientes trasplantados, permitiendo una detección temprana de complicaciones y una mejor preservación del injerto.

Artículo escrito por la Dra. Karla Figueroa

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