Importancia del ultrasonido en el embarazo
Existen numerosas razones por las cuales una mujer embarazada debería realizarse una prueba de ultrasonido, entre las que se pueden incluir las siguientes:
-Para poder establecer la presencia de un embrión o de un feto con vida.
-Otra de las razones sería para determinar la causa de cualquier clase de sangrado en las primeras etapas o en las últimas fases del embarazo.
-También sería muy útil para diagnosticar cualquier posible anormalidad congénita que podría aparecer durante las etapas de desarrollo del embrión o del feto, según fuera el caso.
-Por otro lado, si su doctor tuviese sospechas relacionadas al hecho de que su bebé podría llegar a padecer algún tipo de defecto de nacimiento, el mismo la derivará a un profesional médico especializado en el tema, para que éste pueda practicarle pruebas de ultrasonido mucho más exhaustivas y específicas.
-El ultrasonido también sería muy útil para determinar si usted estuviera embarazada de mellizos o de más de dos niños (éste es el caso de los nacimientos múltiples
-Además el mismo es sumamente útil para determinar la localización, el tamaño o cualquier posible anormalidad que pudiera presentar su placenta.
-A su vez, para poder determinar la edad del feto y el tamaño del mismo. El hecho de comprobar el tamaño del feto es realmente muy importante cuando se contempla la posibilidad de que la mujer pudiera llegar a tener un parto pretérmino (o prematuro), o cuando se creyera que el bebé podría nacer luego de la fecha estimativa del parto.
-Otra de las razones por las cuales una mujer debería someterse a un ultrasonido sería para poder evaluar la posición del feto y de la placenta, además de localizar la ubicación en la que se encuentra el feto antes de realizar un muestreo de vellosidades -coriónicas o una amniocentesis.
-Esta prueba, además, es muy valiosa para determinar la condición física del feto, en caso de que no se hayan detectado latidos cardíacos fetales para cuando haya llegado a la semana decimocuarta de su embarazo o si se hubiera producido un desplazamiento o movimiento fetal cuando estuviera cursando la vigesimosegunda semana de su embarazo.
Para controlar si existieran fibromas o quistes en el útero de la futura mamá.
Para detectar cambios cervicales y así poder predecir si sería posible que existieran posibilidades de un parto prematuro.
Para verificar si el bebé estuviera posicionado de nalgas o para comprobar cualquier indicio de posicionamiento anormal tanto del feto como del cordón umbilical antes del momento del parto.
Y por último, para proporcionar información valiosa relacionada a los posibles tratamientos disponibles en la actualidad que podrían mejorar las probabilidades de que una mujer tuviera un hijo sano y saludable.