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Protocolo de exploración de la glándula tiroides

Protocolo de exploración de la glándula tiroides

Para este examen se necesitan transductores de alta frecuencia, de 7.5 a 15 MHz, ya que ofrecen hasta 5 cm de profundidad. Se prefiere usar transductores lineales por su campo de visión amplio que permite combinar imágenes en escala de grises de alta frecuencia con la ecografía Doppler.

El paciente debe colocarse en decúbito supino con el cuello extendido. En pacientes con dificultades de visualización debido a su estatura o peso, se puede colocar una almohada debajo de los hombros para una mejor posición. Se deben explorar ambos planos, transversal y longitudinal, y en caso de dificultad en la visualización, se puede solicitar al paciente que trague para localizar las estructuras.

Es importante revisar toda el área del cuello, incluyendo la arteria carótida, la vena yugular y los ganglios linfáticos, para descartar presencia de linfadenopatía.

La ecografía permite calcular de manera eficaz el volumen de la glándula tiroides, que normalmente es de aproximadamente 18.6 ml. El aumento de volumen de la tiroides es más común en personas que residen en áreas con deficiencia de yodo, aunque en la actualidad no es tan frecuente.

Al realizar el examen ecográfico de la glándula tiroides, se espera encontrar una ecogenicidad homogénea que facilita la identificación de lesiones, ya sean quísticas o hipoecoicas. Además, se pueden observar los músculos esternohioideo y omohioideo como dos bandas delgadas hiperecoicas en la parte anterior de la glándula.

  • Anomalías congénitas

Entre las posibles anomalías congénitas se pueden mencionar la agenesia completa o parcial de la glándula tiroides, la hipoplasia, entre otras. La ecografía es de gran ayuda para establecer estos diagnósticos mediante la visualización de las estructuras y la medición del volumen.

  • Trastornos tiroideos nodulares

Los trastornos tiroideos nodulares son más frecuentes en mujeres y pueden afectar hasta un 7% de la población. La mayoría de estos nódulos son benignos, pero es crucial realizar un adecuado diagnóstico diferencial para determinar el tratamiento más apropiado.

  • Hiperplasia y bocio: asociados a deficiencia de yodo, trastornos en la síntesis hormonal y mala utilización de yodo. En su mayoría, los nódulos tienden a ser isoecoicos, aunque en ocasiones pueden presentar un patrón de panal de abeja. Los cambios degenerativos de los nódulos se reflejan en su aspecto ecográfico.
  • Adenomas: más frecuentes en mujeres, pueden ser solitarios y se presentan como masas sólidas hiperecoicas, isoecoicas o hipoecoicas que usualmente comprimen estructuras circundantes.
  • Carcinoma: aunque los tumores malignos en la tiroides no son comunes, son diferenciados. El carcinoma papilar es el más prevalente, especialmente en mujeres jóvenes, y puede presentar características ecográficas como hipoecogenicidad, microcalcificaciones, hipervascularización desorganizada y metástasis ganglionares cervicales.
  1. Carcinoma papilar folicular: neoplasia poco frecuente, no encapsulada y con diámetro menor a 1 cm, puede estar acompañada de adenopatías cervicales.
  2. Carcinoma folicular: se divide en variantes invasoras y no invasoras, siendo estas últimas más difíciles de diferenciar de un adenoma tiroideo. Se requiere de estudio histológico para establecer el diagnóstico diferencial.
  3. Carcinoma medular: se caracteriza por secretar calcitonina y su incidencia puede tener componente familiar. Ecográficamente se muestra como una masa sólida hipoecoica con posibles calcificaciones.
  4. Carcinoma tiroideo anaplásico: tumor sólido de alta agresividad, más común en personas mayores, con mal pronóstico.
  • Linfoma: más frecuente en mujeres adultas, especialmente asociado a tiroiditis de Hashimoto. Ecográficamente se presenta como una masa lobulada hipoecoica sin calcificaciones.

La ecografía es una herramienta esencial para diferenciar entre nódulos tiroideos benignos y malignos. Algunas características diferenciales son la presencia de componentes quísticos en nódulos benignos, la observación de artefactos en cola de cometa en nódulos benignos, la hiperecogenicidad de los nódulos benignos, la presencia de halo anecoico alrededor del nódulo, márgenes definidos y nítidos, así como la presencia de calcificaciones periféricas o en «cascara de huevo».

Artículo escrito por la Dra. Brisa Villarreal

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