Protocolo de exploración de vesícula biliar
Siempre se debe interrogar al paciente sobre sus antecedentes clínicos y quirúrgicos.
Por lo menos debe contar con 6-8 hrs de ayuno, preferentemente debe realizarse por la mañana el estudio. Se debe tener en cuenta las limitaciones al momento de explorar, por la sobreposición de gas intestinal y/o sobrepeso.
En caso necesario colocar al paciente en decúbito lateral izquierdo. Seleccionar el transductor adecuado y programa de acuerdo al área anatómica a estudiar. Optimizar imagen, ajustando ganancias, zonas focales, rango dinámico. Documentar la anatomía normal con medidas y sin medidas. No olvidar documentar cualquier patología en 2 planos. Usar señalamientos y pictogramas.
Localizar la vesícula biliar en la región subcostal, realizar un corte longitudinal, donde observaremos fondo cuerpo y cuello y un corte transversal donde observaremos cuerpo, realizar mediciones incluyendo la pared. En un corte longitudinal buscar el conducto cístico; tomar en cuenta que existen variaciones anatómicas.
Por otro lado debemos saber que la vesícula es una estructura anecogénica, en forma de pera en los cortes longitudinales, con fondo caudal y cuello craneal, y redondeada en los cortes transversales. El diámetro longitudinal es inferior a 8-9 cm y el transversal a 3-4 cm. La pared vesicular presenta un grosor inferior a 3 mm, cuando el paciente está en ayunas, y se debe de medir en la pared hepática para mayor fiabilidad. La vía biliar principal se mide a nivel del hilio hepático y mide alrededor de los 6 mm. A este nivel también se puede medir la vena porta que no supera los 12 mm en condiciones normales.
La perforación de la vesícula biliar es una complicación rara de la colecistitis y se asocia con incremento de la morbilidad y mortalidad. Ya que la condición puede amenazar la vida. Se requiere un diagnóstico y tratamiento rápido. La clasifican en 3 tipos. El tipo 1 representa una perforación aguda con signos de peritonitis. El tipo 2 se define como la perforación subaguda con signos de proceso inflamatorio y formación de absceso. Tipo 3 es un proceso crónico con conductos fistulosos entre la vesícula biliar y vísceras adyacentes. El tipo 2 es el más común, seguido del tipo 1.
Objetivo: el propósito de este estudio fue identificar posibles fallas en la evaluación sonográfica de la perforación vesicular.
Métodos: se realizo un análisis retrospectivo de 11 ultrasonidos de pacientes diagnosticados por cirugía o patología con perforación de la vesícula biliar. Los ultrasonidos son evaluados por múltiples características sonográficas.
Resultados: Solamente 3 pacientes (27%) se diagnosticaron correctamente con diagnóstico de perforación de la vesícula biliar por ultrasonido, previo a la cirugía. La colecistitis gangrenosa se reporto en 10 casos (90%). La visualización de defectos de la pared se demostró solamente en 5 casos (45%) y se asoció con ecogenicidad focal de una masa de tejido suave.
Conclusiones: la visualización de perforaciones por ultrasonido, puede parcialmente resultar de técnicas inadecuadas.
Comentario. Considero que se requiere de entrenamiento continuo y con muchos pacientes para no equivocarse, esto demuestra que el ultrasonido es operador dependiente. Aprender a realizar la exploración sistemática siempre nos ayudara a mejorar nuestro entrenamiento y poder mejorar nuestros diagnósticos.
Artículo escrito por la Dra. Claudia Martínez Pablo