CARACTERIZACIÓN CLÍNICA, IMAGENOLÓGICA Y ANATOMOPATOLÓGICA DE LAS LESIONES HEPÁTICAS FOCALES
Una lesión focal hepática es una formación de contenido sólido o líquido que no forma parte de la anatomía normal del hígado, de naturaleza muy variada. Su filiación diagnóstica se fundamenta en los hallazgos clínicos, las técnicas de imagen y, con frecuencia, en el estudio histológico.
Aunque los antecedentes y los datos clínicos suelen ayudar, en ocasiones la sintomatología abdominal es inespecífica y el diagnóstico definitivo se establece mediante dos pruebas esenciales: técnicas de imagen y estudio citohistológico.
De todas las técnicas empleadas en el estudio y tratamiento de estas lesiones, la ecografía es la más utilizada por ser la más difundida, la más económica, puede repetirse las veces que sean necesarias y permite la visualización en tiempo real del recorrido que sigue la aguja en el momento de la punción, siempre que sea necesario realizar estudio anatomopatológico.
La ecografía es esencial para el diagnóstico preciso, pues proporciona una valoración detallada de las lesiones según la localización, la forma, el tamaño de la tumoración, así como la relación con otras estructuras adyacentes, además puede poner de manifiesto lesiones previamente no sospechadas. El estudio anatomopatológico es el procedimiento que garantiza el diagnóstico definitivo.
Este estudio tiene como objetivo analizar la relación entre el diagnóstico clínico, los elementos imagenológicos encontrados por ultrasonido y los hallazgos anatomopatológicos de las lesiones hepáticas focales. Se realizó una investigación descriptiva, de serie de casos, en el período comprendido desde el 1 de marzo de 2011 al 31 de marzo 2012. La serie estuvo constituida por 60 pacientes con lesiones hepáticas focales diagnosticadas por ultrasonido, a los cuales se les pudo tomar, además, algún tipo de muestras de exámenes anatomopatológicos de dichas lesiones realizado en el centro de diagnóstico por imágenes de un hospital de Cuba.
Las variables analizadas fueron: edad, sexo, color de la piel, motivo de realización del examen, topografía de las lesiones (lóbulo derecho, izquierdo o caudado), aspecto ultrasonográfico de las lesiones (ecogénicas, hipoecogénicas y anecoicas), número de lesiones (únicas o múltiples), hallazgos anatomopatológicos (tumores benignos y malignos: metastásicos o primitivos) y tipo de lesión según los hallazgos histopatológicos.
Los pacientes fueron examinados con un equipo de ultrasonido en tiempo real, con un transductor de 3,5 MHz. Se realizó biopsia por aspiración con aguja fina (BAAF) de la lesión.
En cuanto a los distintos patrones ultrasonográficos de las lesiones hepáticas focales, se clasificaron como: Imagen tumoral: a toda aquella lesión ocupante de espacio, redondeada, mayor de 25 milímetros de diámetro y que podía ser ecogénica o hipoecogénica, en relación con la mayor o menor ecogenicidad en comparación con el parénquima hepático indemne. Se clasificó a las imágenes en diferentes patrones de acuerdo a sus características en:
Imagen nodular: a las lesiones de diámetros desde 1mm hasta 24 milímetros, ya fueran únicas (solitarias) o múltiples (2 ó más), de diversa localización en cualquiera de los tres lóbulos hepáticos (derecho, izquierdo y caudado).
Por patrón quístico: a toda masa anecoica, redondeada, con refuerzo posterior, fueran únicas o múltiples.
Con aspecto benigno: a todas las imágenes anecoicas, también a aquellas imágenes ecogénicas de bordes regulares, nítidos y bien precisos, únicas o múltiples, sin halo hipoecogénico a su alrededor. Con aspecto maligno: a las imágenes hipoecogénicas y a todas aquellas imágenes que, siendo ecogénicas, no cumplieran con las características consideradas con aspecto benigno.
Al analizar su distribución, según el sexo y grupo de edades, se pudo observar que de forma general el sexo más afectado fue el femenino (63,3 %), con una proporción 2:1. El grupo de edades más representativo fue el de 40 a 59 años, con un total de 29 pacientes (48,4 %) y el segundo lugar lo ocupó el grupo de 60 a 79 años con 21 (35 %). El dolor abdominal resultó el motivo más frecuente de indicación de estudios ultrasonográficos (30 %), seguido por el síndrome general (20 %), y los antecedentes de cirrosis hepática (15 %).
En cuanto a la distribución de las lesiones hepáticas focales según sus características topográficas y su ecopatrón, hubo un amplio predominio de lesiones en el lóbulo derecho, representativas del 71,7 %; el segundo lóbulo más afectado fue el izquierdo, con 14 lesiones que representaron un 23,3 %. Desde el punto de vista del ecopatrón, fueron más las lesiones ecogénicas, y le siguieron en orden de prioridad las lesiones anecoicas. La relación entre el aspecto ultrasonográfico y el tamaño y número de las lesiones, mostró que las imágenes ecogénicas exhibieron el mayor porcentaje (61,7 %), dentro de las cuales los nódulos múltiples fueron los más frecuentes (23,3 %), seguida por la imagen tumoral ecogénica única que se presentó en 12 pacientes para un 20 %. En tercer lugar se presentaron los tumores anecoicos (quistes) únicos. Los hallazgos anatomopatológicos mostraron un predominio de las lesiones benignas (63,3 %); dentro de las lesiones malignas, las metastásicas fueron más representativas (25 %).
Al relacionar los resultados anatomopatológicos con los hallazgos ultrasonográficos, se observó que de los 35 pacientes diagnosticados por ultrasonido con lesiones benignas, el 100 % fue confirmado por los estudios anatomopatológicos; lo mismo sucedió con los tumores malignos primitivos, no así con los tumores malignos metastásicos, donde de 18 solo 15 fueron confirmados.
Comentario:
El artículo muestra la utilidad de la ecografía y el estudio patológico para el diagnóstico complementario y confirmatorio de las lesiones focales hepáticas, me parecen indispensables el uso de estos estudios para dar un diagnóstico certero, considero que es de gran valor el ultrasonido hepático para clasificar y valorar las diferentes características de las lesiones hepáticas, en este estudio se demuestro la correlación que existe entre los estudios de imagen y anatomopatológicos que si bien en algunas ocasiones difieren en este caso en la mayoría fueron corroborados y confirmados los hallazgos imagenológicos con los estudios anatomopatológicos.