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Hepatocarcinoma y trombosis portal diagnosticados por ecografía y tomografía computada en pacientes cirróticos chilenos en un hospital público,

Hepatocarcinoma y trombosis portal en pacientes cirróticos chilenos

Algunas de las complicaciones más comunes de la cirrosis son el carcinoma hepatocelular (CHC) y la trombosis portal (TP). En el mundo, el CHC se presenta en el 80-90% de los casos de carcinoma hepatocelular.

La incidencia anual de CHC en pacientes cirróticos oscila entre el 1% y 4%, variando según la causa subyacente, siendo más frecuente en hombres, en mayores de 65 años.

El CHC en sus etapas tempranas no presenta síntomas, lo que reduce significativamente la sobrevida a 5 años una vez se vuelva sintomático, siendo menor al 5%. No obstante, si se diagnostica en etapas iniciales, la sobrevida a 5 años es mayor al 50% con la terapia adecuada.

La probabilidad de sufrir una trombosis portal en pacientes cirróticos está relacionada con la gravedad de la enfermedad hepática y la presencia de trastornos protrombóticos hereditarios. Se estima que la trombosis portal afecta aproximadamente al 11% de los pacientes con cirrosis, siendo crucial descartar la coexistencia con CHC en estos casos.

El diagnóstico de CHC se basa en pruebas de imagen o biopsia. En presencia de características típicas en un nódulo de 2 cm o más, el diagnóstico radiológico puede ser suficiente, no requiriendo biopsia. Un estudio de imagen contrastado trifásico, ya sea tomografía computada o resonancia magnética, suele ser el método diagnóstico utilizado.

El objetivo principal de este estudio fue determinar la frecuencia de estas complicaciones en pacientes cirróticos del sistema de salud pública, destacando el papel fundamental de la ecografía como primera herramienta de imagen en el diagnóstico.

Un radiólogo experimentado llevó a cabo ecografías abdominales, valorando el parénquima hepático, morfología (tamaño normal/disminuido/aumentado), homogeneidad (homogéneo/heterogéneo), contornos hepáticos (lisos/nodulares o irregulares) y la presencia de lesiones focales (hipo/hipervasculares) de forma detallada en el informe radiológico.

Asimismo, un radiólogo especializado analizó tomografías computadas abdominales trifásicas, utilizando equipamiento de 16 canales, evaluando el parénquima hepático, morfología (lisos/nodulares o irregulares), tamaño (normal, disminuido, aumentado), homogeneidad (homogéneo/heterogéneo), permeabilidad de la vena porta (permeable/trombosada), presencia y cantidad de lesiones focales, tamaño y comportamiento en las distintas fases del estudio.

Este estudio incluyó a pacientes diagnosticados con cirrosis entre 2004 y 2008, totalizando 211 casos (108 hombres y 103 mujeres) con una edad media de 62.6 años (rango entre 30 y 88 años).

Destacando la utilidad del ultrasonido como herramienta de detección en pacientes cirróticos, se enfatiza su papel en el sistema de salud pública al ser una técnica de fácil acceso, sin los riesgos asociados a medios de contraste y radiación. Su uso rutinario en el seguimiento de estos pacientes puede ser crucial para una detección temprana de complicaciones.

COMENTARIO

Este estudio resalta la importancia del seguimiento ecográfico temprano en pacientes cirróticos, considerando el alto riesgo de CHC y la baja sobrevida asociada a su diagnóstico tardío. La ecografía, al ser no invasiva, de menor costo y mayor accesibilidad, puede reducir los riesgos de exposición a contrastes y radiación, posicionándose como un método crucial en el manejo de estos pacientes.

Artículo escrito por la Dra. Norma Rodríguez Luna

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