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Cambios endometriales en pacientes con cáncer de mama tratadas con tamoxifeno. Rol del ultrasonido en sus diferentes modalidades

El tamoxifeno es un antiestrógeno no esteroideo que actúa competitivamente uniéndose a los receptores de estrógenos, inhibiendo la acción del estradiol. Es utilizado para el tratamiento de cáncer de mama avanzado y como terapia adyuvante en la enfermedad temprana, mejorando la supervivencia libre de enfermedad, reduciendo las recurrencias  y el riesgo de un nuevo tumor primario en la mama contralateral. Aunque se recomienda inicialmente en pacientes  con cáncer de mama posmenopáusicas con afección  ganglionar y receptores positivos de estrógeno, el uso de tamoxifeno en etapas tempranas provee beneficio independientemente del receptor de estrógeno o del estado ganglionar; así como edad o presencia de menopausia. Además de su uso generalizado en el tratamiento de mujeres con cáncer de mama, el uso de tamoxifeno tiene beneficios profilácticos en mujeres de alto riesgo sin cáncer de mama.

El tamoxifeno tiene efectos proestrogénicos sobre el endometrio y se asocia con un aumento en la prevalencia de hiperplasia endometrial, pólipos y carcinoma. Más de la mitad de las pacientes con cáncer de mama que son tratadas con tamoxifeno desarrollan una lesión endometrial en 6 a 36 meses.

El ultrasonido es una herramienta de gran utilidad en la valoración del endometrio considerándose  un método de abordaje inicial, de fácil acceso y bajo costo; existen 3 modalidades de ultrasonido para su evaluación (pélvico, transvaginal e histerosonografía). El ultrasonido pélvico tiene una sensibilidad para detectar enfermedad endometrial del 70% y una especificidad del 60%. El ultrasonido transvaginal tiene una sensibilidad de un 95% y una especificidad del 61%, con una agudeza diagnóstica para invasión miometrial del 77%. La histerosonografía tiene una sensibilidad del 97% y una especificidad de un 82%, con un valor predictivo positivo del 82% y valor predictivo negativo de un 94%5,6.

Estudios clínicos aleatorizados han demostrado que, si bien el uso de tamoxifeno aumenta el riesgo de cáncer de endometrio, el beneficio neto que ofrece al aumentar la supervivencia libre de progresión del cáncer de mama es mayor. La valoración del grosor endometrial se realiza por cortes longitudinales y transversales desde el fondo uterino, midiendo la distancia existente entre su lámina basal anterior y posterior, abarcando las 2 caras endometriales y excluyendo la capa interna hipoecoica circundante del miometrio interno, con lo que se obtiene el grosor bioendometrial teniendo como medida normal de 3 a 5 mm. En los casos en los que las superficies endometriales están separadas por líquido, el grosor endometrial unilateral se mide en el lugar de máximo grosor. Para esta medida se requiere de una metodología para ser considerada válida.

  • El espesor del endometrio se medirá en el plano sagital del útero y no en el transversal, ya que al

utilizar un transductor transvaginal, nunca tendremos la seguridad de un corte transversal puro u oblicuo del útero.

  • La imagen endometrial debe ser claramente visible en toda la cavidad.
  • La técnica debe ser realizada por un ecografista experto.

Artículo escrito por la  Dra. Shantal Sierra Doroteo

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