Historia de la Endocrinología Aportes colombianos a la tiroidología
Las patologías tiroideas estudiadas inicialmente desde la época de Mutis fueron el bocio y el cretinismo endémicos. Una segunda etapa le correspondió a los endocrinólogos de la segunda mitad del siglo XX, que ampliaron los conocimientos etiológicos, patológicos, diagnósticos y terapéuticos, destacándose la investigación de agentes bociogénicos en el Valle del Cauca y la implementación de los estudios y terapéuticas con yodo radioactivo.
El bocio y el cretinismo endémicos fueron la primera y más evidente preocupación sanitaria de la región andina en relación con la glándula tiroides.
La disfunción tiroidea tiende a comprometer la viabilidad de los embarazos o a producir graves complicaciones cardiovasculares. El estudio del cáncer tiroideo es importante desde el punto de vista epidemiológico, del diagnóstico precoz y de la detección del carcinoma medular en familias, ya que además puede asociarse con tumores en diversos tejidos endocrinos; también en nuestro país se están haciendo importantes aportes sobre nuevas técnicas quirúrgicas.
La tiroidología en Colombia
A finales del siglo XIX y comienzos del XX, se fueron conociendo las enfermedades tiroideas.
Entonces el interés de los médicos se expandió: se hicieron cirugías, se prescribía un preparado de tiroides desecado y se empezó a usar el metabolismo basal como prueba de función tiroidea (1-5). En la segunda mitad del siglo XX, se mejoraron las pruebas diagnósticas, la terapia de suplencia se dirigió hacia preparados confiables de levotiroxina y —para la valoración del nódulo tiroideo— se pasó de la biopsia tru-cut al aspirado citológico con aguja fina que, en manos de un citólogo experimentado, resulta de gran ayuda para el tratamiento del cáncer de tiroides, implementándose además la terapéutica con yodo radioactivo. Pero la mejor prueba de función tiroidea ha resultado indudablemente la TSH ultrasensible, con base en la cual han mejorado los criterios de tratamiento.
La yodación de la sal de consumo cotidiano redujo de manera significativa la problemática sanitaria del cretinismo endémico, estudiado por endocrinólogos colombianos en 1959 que ganaron el Premio de la Fundación Alejandro Ángel Escobar en 1959.
La mejor forma de evaluar los DDY es por medio de la yoduria y la mejor estrategia para reducir la prevalencia de estos desórdenes en la población es a través de la yodación universal de la sal”
Pruebas diagnósticas clásicas, como el metabolismo basal, la yodoproteinemia y la captación de yodo radioactivo en 24 horas fueron remplazadas por la TSH ultrasensible, la T4 total y libre, la T3 total y la captación de T3, con métodos de radioinmunoanálisis y ELISA; el isótopo I-131 fue cambiado por el más ventajoso Tc99 para procedimientos gammagráficos tiroideos, emergiendo la ecografía de alta resolución y otros procedimientos imaginológicos en el moderno estudio de la glándula.
La biopsia por aspiración con aguja fina es definitiva en la potencial decisión quirúrgica en el estudio de los nódulos tiroideos, mientras que la biopsia por congelación continúa siendo confiable para muchos cirujanos de cabeza y cuello, para tomar decisiones intraoperatorias sobre la extensión de la tiroidectomía.
Hipotiroidismo congénito
Los recién nacidos en áreas bociosas con adecuada suplementación de yodo tienen un funcionamiento de glándula tiroides similar al de los niños nacidos en áreas no bociosas con la misma suplementación de yodo y no tienen, por lo tanto, riesgo más alto de desarrollar hipotiroidismo congénito(15).
En 1998 Colombia fue declarada país libre de desórdenes por deficiencia de yodo.
El protocolo de la Red Nacional de Laboratorios (22) para el tamizaje neonatal de hipotiroidismo congénito y la vigilancia por laboratorio ha permitido estandarizar la técnica y las metodologías.
En la actualidad, 152 laboratorios públicos y privados participan de forma rutinaria en el “programa de evaluación externa del desempeño para la prueba de TSH en muestras de sangre seca de cordón umbilical”.
Artículo escrito por el Dr. Rosalio Aguilar Hernández