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Las molas hidatiformes completa y parcial.

Se conoce con el nombre de enfermedad trofoblástica gestacional (ETG) a un conjunto de procesos benignos y malignos poco habituales, derivados de una proliferación anormal del trofoblasto de la placenta humana (hiperplasia) y del genoma paterno, con una contribución materna ocasional; incluye la Mola hidatiforme completa (MHC), la mola hidatiforme parcial (MHP) y los tumores trofoblásticos gestacionales, coriocarcinoma y tumor del lecho o sitio placentario.

La mola hidatiforme. Es un producto de la concepción que se caracteriza por una hiperplasia trofoblástica y por la tumefacción edematosa de las vellosidades coriónicas, cuyo diámetro oscila entre 0,1 y 3 cm, adquiriendo la morfología de bandas y cúmulos de vesículas, que confieren el típico aspecto de «racimos de uvas».

Mola hidatiforme completa. En la que existe un embrión y estructuras fetales identificables  y donde todas las vellosidades presentan degeneración hidrópica  y son avasculares aunque puede observarse algún vaso degenerado, siendo notable la hiperplasia del citotroblasto y del sincitiotrofoblasto. Se suele identificar precoz mente por un patrón ecográfico característico.

 1.-Mola hidatiforme completa.

Mola hidatiforme parcial. Presenta al mismo tiempo características de una placenta de desarrollo normal y de una mola hidatiforme completa, con una gama de vellosidades desde normales a quísticas. En algunos casos de mola hidatiforme parcial está presente el feto, pero su desarrollo es casi siempre anormal, y aunque en la mayoría de los casos el feto no está presente, puede deducirse la existencia de desarrollo fetal por la demostración de hematíes nucleados en los vasos sanguíneos de las vellosidades, es decir fetales.

2.- Mola hidatidiforme parcial con feto.

Incidencia aproximada de 1/1500-1/2000 y 1/700 gestaciones respectivamente.

Histológicamente, la mola hidatiforme  se caracteriza por la existencia de grados variables de proliferación del trofoblasto y edema del estroma de las vellosidades, resultado de una concepción genéticamente anormal derivada de un exceso de material genético de origen paterno.

Diagnóstico de la MH se realizaba en el 2º  trimestre de la gestación por la presencia de una altura uterina superior a la amenorrea, metrorragia y más raramente por la expulsión de material vesicular y/o manifestaciones sistémicas, como hipertensión y vómitos.

US: Tras la introducción de la ecografía transvaginal (ETV) en el seguimiento precoz de la gestación y en el manejo de sus complicaciones, especialmente la metrorragia del 1er  trimestre. La imagen ecográfica clásica se describe como la de una masa ecogénica con imágenes lacunares en su interior que ocupa la cavidad uterina, en la que no se identifican estructuras embrionarias, con un aspecto denominado en” tormenta de nieve”. Sin embargo, dicha imagen es más propia de las MHC; el diagnóstico de las MHP es más difícil, si bien se han propuesto una serie de criterios ecográficos de sospecha: cambios quísticos, irregularidad o aumento de ecogenicidad del corion y presencia de un saco gestacional elongado.

Además, estos criterios ecográficos son más patentes conforme avanza la edad gestacional, y no siempre están presentes en el 1er trimestre precoz. Sin embargo, estos hallazgos son poco específicos y pueden confundirse con los cambios ecográficos que puede presentar un aborto retenido de largo tiempo de evolución, o con los cambios hidrópicos locales hallados ocasionalmente en las aneuploidías.

El objetivo de este estudio se centra en determinar la capacidad de detección de la ETV en pacientes con diagnóstico histológico comprobado de MHP o  MHC en el 1er  trimestre de la gestación.

Artículo escrito por la Dra María Elena Díaz Pérez

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