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Tuberculosis genitourinaria

Tuberculosis genitourinaria

Wildbolz utilizó el término «tuberculosis genitourinaria» y subrayó que la tuberculosis renal y epididimaria son manifestaciones locales de la misma infección diseminada por vía hematógena.

La contaminación renal es más común que la genital debido a la mayor vascularización de los riñones.

Los microorganismos que llegan al riñón se alojan cerca de los glomérulos, formando focos con características típicas de tuberculosis secundaria. Los leucocitos polimorfonucleares desaparecen rápidamente, seguidos por los macrófagos y una reacción inflamatoria. Posteriormente se forman granulomas. La infiltración linfocítica aumenta y se observa un incremento de macrófagos fagocitando bacilos.

Si se controla la proliferación bacteriana, los tubérculos se reemplazan por tejido fibroso; de lo contrario, se forman nuevos tuberculomas con necrosis caseosa central.

El proceso de curación inicia con la formación de retículos alrededor de las lesiones, evolucionando a tejido fibroso y posteriormente a lesiones calcificadas identificables en radiografías. La afectación renal progresa lentamente y puede llevar a la destrucción del riñón en un periodo de 15 a 20 años.

En una muestra de 21 pacientes, con estudios positivos de PCR en orina, se observaron diversos hallazgos en ultrasonido:

  • Lesiones de 5 a 15 mm, ecogénicas o hipoecogénicas, 7 pacientes.
  • Lesiones mayores de 15 mm con ecogenicidad mixta, 19 pacientes.
  • Afectación bilateral, 10 pacientes.
  • Tracto lineal hipoecogénico, 9 pacientes.
  • Dilatación pielocalicial y/o ureteral, 5 pacientes.
  • Pirámides edematosas, 3 pacientes.
  • Cavitación papilar, 5 pacientes.
  • Cáliz adyacente comprimido, 2 pacientes.
  • Otros hallazgos como disminución de la relación corteza-médula, 2 pacientes.

En la urografía excretora, se observaron diferentes clasificaciones radiológicas, desde imágenes sin evidencia hasta hidronefrosis progresiva.

El ultrasonido renal es una herramienta efectiva en el diagnóstico y seguimiento de la tuberculosis renal, contribuyendo a disminuir la morbimortalidad comparada con estudios radiográficos contrastados como la urografía excretora.

Es un estudio económico, no invasivo y de fácil acceso, brindando información fundamental para la detección temprana de cambios estructurales renales en pacientes con TB genitourinaria.

Comentario:

El ultrasonido es clave para detectar cambios en el parénquima renal, siendo más sensible que la urografía excretora para la detección temprana de la tuberculosis renal. Aunque no evalúa la función renal, permite una estatificación adecuada de los cambios estructurales asociados.

Artículo escrito por el Dr. Jonathan Velázquez

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