Ultrasonido del páncreas y el bazo
La ecografía abdominal es una técnica de gran utilidad en el estudio de la patología digestiva. Está indicada en el estudio de la enfermedad hepática, de la vesícula y de la vía biliar, de las enfermedades pancreáticas y esplénicas, del tracto gastrointestinal y de las colecciones líquidas intraabdominales. Además sirve como guía de procedimientos intervencionistas.
La exploración ecográfica de la cavidad abdominal superior requiere una preparación previa con ayuno de 6-8h para reducir la interposición de gas intestinal e inducir la distensión fisiológica de la vesícula biliar. Para minimizar el timpanismo intestinal también es útil suprimir el consumo de chicles y tabaco. En los pacientes con abundante meteorismo puede ser conveniente realizar el día anterior una dieta sin féculas, legumbres ni bebidas gaseosas.
El examen se inicia en decúbito supino y se realizan cortes longitudinales y trasversales de todas las vísceras abdominales. El hígado y el bazo se exploran mejor en apnea inspiratoria o Valsalva para forzar su descenso por debajo del reborde costal. Si esto no se consigue deben explorarse a través de los espacios intercostales, pero esta vía deja más fácilmente zonas de parénquima sin visualizar. El páncreas se identifica mejor con respiración superficial, abombamiento abdominal o incluso en bipedestación.
EXAMEN DEL PÁNCREAS
La ecografía es la primera exploración que se debe solicitar si sospechamos patología pancreática. Permite valorar su morfología y realizar punciones diagnósticas e incluso el drenaje de abscesos. Sin embargo, el meteorismo intestinal dificulta la correcta visualización de la glándula hasta en un 25-30 por ciento de los casos. Para mejorar su valoración pude ser útil desplazar el gas del cuerpo gástrico llenando el estómago con agua (técnica del agua). A pesar de ello en un 19 por ciento de los casos puede no conseguirse por la constitución del paciente (obesidad, interposición de gas,…).
El diagnóstico de la pancreatitis aguda es clínico-analítico. Una vez realizado éste se debe solicitar una ecografía abdominal para estudiar la etiología litiásica que aparece entre el 40 y el 60 por ciento de los casos. En ausencia de litiasis biliar los signos de esteatosis hepática orientan a la etiología alcohólica.
En las formas leves el aspecto ecográfico del páncreas suele normal, pero se puede observar un aumento de tamaño de la glándula o una disminución de su ecogenicidad. En las formas necrotizantes la glándula se encuentra desestructurada por el edema y la necrosis mostrando áreas hipoecoicas y frecuentes colecciones de líquido libre peripancreático o intraabdominal que pueden persistir incluso semanas o meses después de la recuperación clínica. La existencia de íleo paralítico dificulta la observación del páncreas y del retroperitoneo por lo que en la fase aguda la técnica de elección es la TC.
Las manifestaciones clínicas más frecuentes de la pancreatitis crónica son el dolor abdominal, los síntomas de hiperglucemia y la pérdida de peso, con o sin diarrea. La radiología simple puede detectar calcificaciones en el área pancreática en el 50 por ciento de los casos.
En la ecografía la glándula puede tener un aspecto normal, aunque es frecuente objetivar calcificaciones así como cambios en la ecogenicidad, el tamaño o la definición de su contorno que varían con la evolución de la enfermedad. En los estadios iniciales no se diferencia de la pancreatitis aguda. Posteriormente el páncreas se hace más heterogéneo con áreas focales hiper e hipoecoicas, microcalcificaciones y pseudoquistes, a veces sin dilatación de los conductos biliar o pancreático (es normal hasta 1.6 mm). En fases avanzadas se observa un páncreas atrófico e hiperecogénico con un conducto pancreático arrosariado. Puede existir dilatación del Wirsung o del árbol biliar. En los casos más complicados se puede asociar con trombosis esplénica o portal. Cuando la afectación pancreática es focal debemos hacer el diagnóstico diferencial con el cáncer de páncreas.
La clínica más frecuente del adenocarcinoma pancreático es el dolor abdominal y la pérdida de peso. El 90 por ciento se localizan en la cabeza del páncreas. Los tumores pancreáticos suelen aparecer en la ecografía como nódulos hipoecoicos, heterogéneos y de contornos irregulares, aunque en muchas ocasiones su único signo visible es la dilatación del Wirsung o de la vía biliar. La ecografía permite además investigar la presencia de adenopatías, metástasis o invasión vascular. Aunque la sensibilidad de la ecografía es de un 70 por ciento para la visualización de nódulos mayores de 1-2 cm, cuando las lesiones alcanzan dicho tamaño ya suele existir afectación extrapancreática por lo que su diagnóstico precoz es difícil y su mortalidad sigue siendo muy elevada. Otros tumores pancreáticos menos frecuentes son el cistoadenoma y el cistoadenocarcinoma, de predominio quístico, y los tumores endocrinos (insulinoma) entre los sólidos.
La lesión quística más frecuente es el pseudoquiste pancreático. Es una complicación tardía que aparece en el 50 por ciento de las pancreatitis agudas flemonosas tres semanas después del diagnóstico. Suele presentarse como una lesión redondeada anecoica o hipoecoica, con refuerzo acústico posterior y ecos dispersos debidos a tabiques o detritus.
Artículo escrito por el Dr. Eduardo Leal Villarreal