Patologías de abdomen
La vesícula biliar es un saco piriforme, transparente, con un cuello donde existen pliegues que se llaman válvulas espirales de Heiser, en estas válvulas pueden depositarse cálculos. También pueden existir pequeñas evaginaciones de la mucosa de la vesícula biliar formando los llamados senos de Rokitansky Aschoff donde puede generarse un cálculo o un proceso inflamatorio.
En el hígado se secretan entre 500 y 1000 ml de bilis al día. La capacidad de la vesícula es de 50 ml, la mayoría de la bilis pasa directamente al duodeno y el resto se almacena en la vesícula biliar con concentraciones de 5 a 10 veces la bilis extra vesicular. Pueden encontrarse anomalías congénitas, que van desde ausencia congénita hasta duplicación de la vesícula biliar con conducto cístico único o independiente, presencia de tabiques y el fenómeno del «gorro frigio».
Las patologías de las vías biliares como la agenesia o atresia pueden llevar a obstrucciones y causar condiciones como la cirrosis biliar obstructiva. La frecuencia de cálculos biliares aumenta con la edad y es más común en mujeres.
La enfermedad de Crohn puede provocar la formación de cálculos biliares. La visualización y evaluación de la vesícula biliar mediante ultrasonido es de vital importancia para detectar posibles patologías y evaluar su funcionamiento.
En cuanto al hígado, su anatomía vascular y segmentaria es fundamental para su correcto funcionamiento. El bazo, por su parte, se encuentra en la región superior izquierda del abdomen y su exploración por ultrasonido requiere técnicas específicas debido a la falta de una ventana acústica clara. El páncreas, la próstata y la correcta evaluación de cada uno de ellos mediante ultrasonido son de gran importancia para el diagnóstico y seguimiento de diversas patologías.
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