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Correlación ultrasonografía e histopatológica de los tumores de ovario

Correlación ultrasonografía e histopatológica de los tumores de ovario

El cáncer de ovario tiene una mayor incidencia por encima de los 50 años, con un pico en la 7ª década de la vida, presentando un peor pronóstico a mayor edad debido a la indiferenciación de los tumores. Las variedades histopatológicas de origen epitelial son las más frecuentes, y es poco común antes de los 30 años.

El ultrasonido es un método efectivo, fácil de realizar, económico y no invasivo, siendo el diagnóstico ideal de primera línea para el estudio de los tumores de ovario. Permite detectar lesiones de forma asintomática y predecir la probabilidad de malignidad o benignidad mediante los hallazgos sonográficos.

El ultrasonido transvaginal (USGTV) mejora la resolución en comparación con la vía abdominal, pudiendo detectar lesiones menores de 3 cm. Sin embargo, la vía abdominal es mejor para visualizar lesiones ubicadas por encima del lecho vesical, más allá de 10 cm. Ambas técnicas se complementan adecuadamente.

El cáncer de ovario constituye el 2% de las afecciones malignas en mujeres, con una alta mortalidad. La mayoría de los casos se presentan en etapas avanzadas, lo que reduce la supervivencia de la paciente y aumenta el costo de su atención.

La detección temprana del cáncer de ovario es difícil debido a la escasez de síntomas que pueden confundirse con otras enfermedades.

Mediante la ultrasonografía es posible visualizar la localización de la lesión, determinar su órgano de origen, tamaño, regularidad de los bordes, grosor de las paredes y textura, que dependerá de su contenido líquido, sólido o mixto.

Los signos ultrasonográficos de las masas que sugieren malignidad incluyen septos gruesos, papilas sólidas hacia el interior, irregularidad en los contornos, textura compleja con elementos sólidos y líquidos, presencia de adenopatías y ascitis.

Es importante tener en cuenta que la imagen compleja también puede observarse en lesiones benignas como el folículo o quiste lúteo hemorrágico, y el fibroma de ovario con necrobiosis, entre otros.

A mayor cantidad de elementos sólidos en la masa, mayor posibilidad de malignidad. Las masas puramente ecogénicas pueden ser benignas o malignas, como el tecoma, folículo hemorrágico, fibroma, quiste dermoide, entre otros.

Las lesiones benignas suelen ser manejadas de forma conservadora con seguimiento ecográfico periódico. El riesgo de malignidad aumenta con el tamaño de la lesión.

En un estudio con 197 pacientes evaluadas con ultrasonografía y posterior intervención quirúrgica, se obtuvieron resultados positivos en 195 pacientes (99.0%).

De las pacientes con resultados positivos, el 95.4% presentaron tumores benignos y el 4.6% tumores malignos. La relación del diámetro de los tumores mostró que los tumores pequeños tenían una mayor probabilidad de ser benignos.

En el informe histopatológico, se identificaron diversos tipos de tumores benignos y malignos en base a las características observadas.

El reporte de ultrasonido mostró una sensibilidad del 99.5%, especificidad del 100%, valor predictivo negativo del 0.5% y valor predictivo positivo del 100%.

Artículo escrito por la Dra. Alma D. Contla

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