Abordaje diagnóstico por imagen en patología benigna de la vesícula y vías biliares
Abordaje diagnóstico por imagen en patología benigna de la vesícula y vías biliares
Los trastornos de la vía biliar afectan a la mayoría de la población mundial. La litiasis biliar se desarrolla cuando el contenido de sales biliares y lecitina en la bilis es insuficiente para mantener el colesterol en disolución. Más del 80% de los cálculos biliares son silentes y no presentan sintomatología asociada.
El ultrasonido es el estudio de imagen ideal para el diagnóstico de la patología biliar. Presenta una sensibilidad del 83% para detectar la enfermedad y una especificidad del 95% para detectar a pacientes sanos. Además, es un estudio no invasivo y eficaz que complementa al poner de manifiesto el árbol biliar y el parénquima hepático.
Para otorgar el diagnóstico de litiasis biliar a través de ultrasonido, se basa en tres criterios:
- Los cálculos aparecen en el ultrasonido como imágenes ecogénicas. Los cálculos muy pequeños pueden no dejar sombra acústica.
- Asociados a sombra acústica.
- La movilidad de los cálculos libres flotantes puede demostrarse al movilizar al paciente. La movilidad se comprueba al cambiar al paciente de supino a decúbito lateral izquierdo.
Cuanto mayor sea el cálculo, menos probable será que penetre en los conductos cístico o colédoco. Los cálculos grandes pueden causar obstrucción intestinal. En la colecistitis, el 90% de los pacientes están afebriles, el 40% tienen recuento leucocitario normal y solo el 10% presenta ictericia. Por ello, es crucial realizar un ultrasonido ante datos compatibles con enfermedad biliar aguda para descartar colangitis, infección bacteriana de los conductos biliares.
Los falsos positivos pueden corresponder a lesiones de la pared, como pólipos, placas de colesterolosis o gas duodenal. En caso de duda diagnóstica, es recomendable repetir la exploración después de veinticuatro horas en ayunas. La perforación de la pared vesicular puede causar abscesos pericolecísticos, visualizables ecográficamente como bandas hipoecoicas entre el parénquima hepático y la pared vascular. El engrosamiento de la pared vesicular se considera cuando el espesor es mayor a 3mm.
El lodo biliar, una suspensión de cristales y material proteico en la bilis, se observa como ecos de baja longitud depositados en la parte más declive de la vesícula en el ultrasonido. Su detección es importante en el proceso de formación de cálculos.
En la dilatación de la vía biliar, el ultrasonido es indicado cuando se sospechan trastornos de los conductos biliares. El colédoco normal tiene un diámetro de 4 a 5 mm, y una medición mayor a 6mm indica dilatación ductal. La colangiografía invasiva permite una valoración detallada, pero el ultrasonido sigue siendo el método ideal para la evaluación de la patología vesicular y de la vía biliar.
COMENTARIO:
Considero que el artículo es de gran utilidad al destacar la importancia del ultrasonido en el diagnóstico de patologías de vesícula biliar, combinando clínica y estudios de imagen. Se mencionan las características ultrasonográficas a buscar en un estudio vesicular, recordando las medidas normales de las estructuras biliares. Se destaca la sensibilidad y especificidad del ultrasonido en el diagnóstico de patologías biliares, comparándolas con otros estudios como la tomografía y colangiografía. Las imágenes presentadas hacen del artículo una revisión idónea para comprender el uso del ultrasonido en el diagnóstico de cuadros biliares.
Artículo escrito por la Dra. Sonia Bonilla
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