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Hígado graso no alcohólico

Hígado graso no alcohólico

El hígado graso no alcohólico debe considerarse en pacientes con enzimas hepáticas anormales, excluyendo el alcoholismo como causa. A menudo se asocia con el síndrome metabólico. En esta condición, la TGP rara vez supera tres veces su valor normal. Incluso con niveles normales de esta enzima, no se puede descartar la esteatohepatitis no alcohólica. Algunos pacientes pueden tener hígado graso no alcohólico con transaminasas normales, y el índice TGP/TGO puede ser útil para su diagnóstico.

La GGT suele estar elevada en menos del 50% de los casos y su aumento en pacientes con enfermedad hepática crónica puede indicar daño en los conductos hepáticos o fibrosis.

Lamentablemente, hasta que dispongamos de más estudios poblacionales, las enzimas hepáticas seguirán siendo un parámetro importante para la estimación de enfermedades hepáticas.

Las pruebas de aliento C se utilizan para distinguir a la población según la recuperación de CO2 después de la ingestión de un sustrato marcado con carbono. Estas pruebas son útiles para monitorear la progresión de la enfermedad hepática o evaluar la eficacia de los tratamientos. Las concentraciones de ferritina sérica parecen estar relacionadas con la resistencia a la insulina y el daño hepático, más que con depósitos hepáticos de hierro.

La transferrina, sintetizada en el hígado, disminuye en casos de insuficiencia hepática. Se han encontrado autoanticuerpos no específicos de órganos en el 33% de los casos, siendo los anticuerpos antinucleares asociados con una resistencia a la insulina más severa y enfermedad avanzada.

Los pacientes con anticuerpos antinucleares positivos suelen tener una mayor resistencia a la insulina que aquellos con anticuerpos negativos. Por otro lado, aquellos con anticuerpos antimusculo liso presentan mayores concentraciones de gammaglobulina y menor resistencia a la insulina.

El ácido hialurónico, componente de la matriz extracelular, se eleva en casos de fibrosis hepática causada por enfermedad alcohólica, biliar, viral, sarcoidosis, insuficiencia renal e inflamación del tejido conectivo. Un valor de ácido hialurónico de 43 ng/ml tiene un pronóstico del 92% para detectar fibrosis grave con una certeza diagnóstica del 78%. Aunque existen muchos estudios de laboratorio para diagnosticar esta patología, nos enfocaremos en el diagnóstico por imagen.

Estudios de imagen

Las tres modalidades principales son el ultrasonido, la tomografía computarizada (TAC) y la resonancia magnética (RM); sin embargo, ninguna distingue entre esteatosis simple y esteatosis no alcohólica.

Ultrasonido

Es la mejor modalidad para la evaluación cualitativa de esteatosis, aunque es subjetiva. Permite detectar la infiltración grasa moderada a severa. Algunos de los hallazgos a tener en cuenta son:

  • Ecotextura: La esteatosis se visualiza como un incremento en la ecogenicidad con ecos finos y condensados, dando la apariencia de un «hígado brillante».
  • Aumento de la atenuación: A mayor atenuación, mayor será la dificultad para penetrar el hígado, lo que resulta en un oscurecimiento posterior y pérdida de definición del diafragma. Esto también puede causar un riñón relativamente hipoecoico, aunque no es un signo completamente confiable.
  • Vasos hepáticos: La visualización de las venas porta y hepáticas puede disminuir, lo que da una apariencia blanda o sin características hepáticas distintivas debido a la compresión del parénquima hepático graso. Esto hace difícil diferenciar entre la esteatosis hepática difusa y otras enfermedades parenquimatosas difusas.

Artículo escrito por la Dra. Karla Amador

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