Ultrasonido hepatobiliar
Ultrasonido hepatobiliar
En el diplomado, el primer tema abordado fue el ultrasonido de abdomen superior, centrándonos inicialmente en el rastreo hepatobiliar. Lo primero que realizamos fue la identificación de las estructuras hepáticas y de las vías biliares normales, para así poder detectar posibles anormalidades patológicas. Para una exploración adecuada de estas estructuras, es necesario visualizar el hígado en sus lóbulos derecho e izquierdo, así como obtener una vista panorámica. En el caso de la vesícula biliar, se requieren proyecciones oblicuas y longitudinales.
La identificación correcta del lóbulo derecho e izquierdo del hígado se basa en la fisura lobar principal, que atraviesa la fosa de la vesícula biliar y la vena cava inferior. Las venas hepáticas dividen los diferentes segmentos y lóbulos, permitiendo identificar de manera más específica cualquier anormalidad ecográfica en el hígado.
Un hígado normal es hiperecoico, mostrando ecos de nivel fino y siendo mínimamente hiperecoico o isoecoico en comparación con la corteza renal, e hipoecoico en relación con el bazo. La detección de hepatomegalia se puede lograr simplemente mediante la medición del tamaño del hígado, considerando las proporciones del paciente.
En cuanto a las anormalidades estructurales que pueden observarse en un rastreo hepático, destacaré algunas visualizadas en pacientes examinados y las alteraciones más comunes analizadas en clase teórica:
Uno de los casos fue el de un paciente con signos sugestivos de hepatopatía crónica (indicativos de cirrosis), donde se observaban contornos lobulados y heterogéneos, llegando a ser visibles el ligamento triangular derecho debido a la presencia de ascitis. En otro caso, se evaluó a una paciente que previamente había sido sometida a un PET scan por presentar 3 lesiones de origen desconocido. En esta paciente, se identificaron 2 imágenes hipoecoicas bien definidas y una con bordes difusos, sugiriendo posibles metástasis.
En la parte teórica, se discutieron las características de las lesiones quísticas benignas en el hígado, las cuales suelen ser anecoicas, con una pared delgada, bien delimitadas y con reforzamiento acústico posterior. Se hizo especial mención a los quistes peribiliares, que comparten características similares pero varían en tamaño (de 0.5 a 2.5 cm) y son relevantes por su potencial para obstruir las vías biliares. Es crucial la correlación clínica con las imágenes, especialmente en patologías como la enfermedad poliquística del adulto, que se diferencia de la forma infantil por presentar pruebas de función hepática normales.
Los hematomas son pequeñas lesiones focales del hígado compuestas por conductos biliares dilatados dentro de un estroma de colágeno denso. Suelen ser hipoecoicas, aunque en casos raros pueden tener un aspecto hiperecoico, lo que puede llevar a confusiones con lesiones metastásicas o malignas.
El diagnóstico específico de la hepatitis viral solo puede confirmarse mediante análisis serológicos. Esta enfermedad crónica puede predisponer a complicaciones como cirrosis, hipertensión portal y hepatocarcinoma, hallazgos que son evaluables mediante ultrasonido. En pacientes con hepatitis viral, es posible identificar características ecográficas que sugieren este diagnóstico, como el aumento de la ecogenicidad y el espesor de las partes blandas alrededor de la rama de la vena porta (manguito periportal). Además, la pared vesicular puede mostrar engrosamiento con múltiples áreas hipoecoicas de líquido por edema.
Artículo escrito por el Dr. Mariano Cruz Cruz
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